Una Doctrina Espíritu-Social Para Abordar Las ‘Basuras’

Caminando por un sendero rural, la escena fue impactante: mientras observaba campos fértiles, cuna de alimentos, todo contrastaba con la presencia de desechos esparcidos por doquier. Una imagen que nos interpela a reflexionar sobre la responsabilidad compartida que tenemos, no sólo como individuos, sino como parte de un ecosistema interconectado.

Hoy practicamos una “doctrina social” que pareciera que no nos hace responsables directamente de los desechos que nosotros mismos producimos. “Alguien tendrá que hacerse cargo!”. No hay una responsabilidad consciente que aborde lo que botamos a nuestro medioambiente natural. Quizás, también hacemos lo mismo con nuestro medioambiente interno: nuestra mente llena de basura. No tenemos aun la auto-realización de que todas las formas de vida son interdependientes. Este estado de consciencia se ha traducido en acciones y hábitos que nos convierten en una humanidad del ‘desecho’. Todo es desechable, todo se bota…

Es importante y urgente construir una nueva “doctrina social”, nuevas reglas del juego, una nueva ética, que nos despierte frente a este tipo de realidad, y nos llame a actuar apropiadamente. Es en este contexto, que los 14 Preceptos del Budismo Socialmente Comprometido, esbozados por Thich Nhat Hanh, nos abren un camino valioso para construir y cultivar una relación armónica con nuestro entorno humano y natural. Estos principios, lejos de ser exclusivos para una sociedad monástica, se convierten en una invitación para que todos, desde el labrador del campo hasta el ciudadano común, podamos contribuir al bienestar individual y colectivo de los seres humanos, seres sintientes y naturaleza.

1. Respeto por la vida: Eliminar la basura de nuestros campos es un acto de respeto hacia la vida en todas sus formas. Los desechos contaminan el suelo, el agua y el aire, afectando a la flora, la fauna y, en última instancia, a la salud humana.

2. No robar: Arrojar basura en el campo es una forma de robarnos a nosotros mismos la posibilidad de disfrutar de un ambiente sano y limpio. Es privarnos de la belleza natural y de los recursos que nos brinda la tierra.

3. Conducta corporal responsable: Una relación responsable con el medio ambiente implica ser conscientes del impacto que nuestras acciones tienen en él. Usar nuestro cuerpo para contaminar otro cuerpo, a través de tirarle basura es una falta de responsabilidad que genera consecuencias negativas para todos.

4. Hablar con la verdad: Evitar la generación de basura—reusar, reciclar–es una forma de hablar con verdad a nuestro entorno. Es demostrar, con hechos, nuestro compromiso con la preservación del medio ambiente y el respeto a otras formas de vida.

5. No ingerir sustancias tóxicas: El consumo de muchas sustancias nocivas que se incluyen en las botellas y envolturas que se encuentran entre la basura—en particular los plásticos– no solamente afectan nuestra salud física y mental, sino también al medio ambiente. Evitarlas es una forma de cuidar nuestro cuerpo y nuestro planeta.

6. Consciencia plena: Ser consciente de la presencia de basura en nuestros campos nos invita a actuar. Es una oportunidad para cultivar la atención plena y tomar decisiones responsables.

7. Alimento nutritivo: Consumir alimentos sanos y cultivados de manera sostenible que el mismo campo en que se trabaja lo produce, es una forma de honrar la tierra que nos nutre. Evitar la contaminación del suelo con desechos es esencial para garantizar una alimentación saludable.

8. Comportamiento correcto: Actuar con rectitud implica ser coherentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos con lo que somos y con lo que debemos ser. Cuidar nuestro entorno natural es un atributo fundamental de una nueva ética y compromiso con el bienestar general. Una nueva Eco-moralidad.

9. Medios de vida correctos: Un labrador del campo que cuida su entorno y promueve prácticas sostenibles está actuando con medios de vida correctos. Esta actitud contribuye al bienestar individual y colectivo.

10. Energía correcta: Cultivar la energía de la atención plena, la compasión y la comprensión nos permite actuar con sabiduría al momento de abordar problemas ambientales.

11. Mente correcta: Necesitamos una forma más sabia de conectarnos con nuestra ecología externa. Una mente clara y serena nos permite comprender la interconexión entre nuestras acciones y el impacto que estas tienen en el medio ambiente.

12. Palabra correcta: Hablar con amabilidad y respeto sobre la importancia de cuidar nuestro entorno puede inspirar a otros a tomar decisiones apropiadas.

13. Acción correcta: Tomar medidas concretas para reducir la generación de basura y promover prácticas sostenibles es la forma más efectiva de contribuir al cuidado del medio ambiente.

14. Meditación transcendente: La meditación nos ayuda a cultivar la compasión, la comprensión, la sabiduría y la ecuanimidad necesarias para abordar los problemas ambientales de manera efectiva y duradera.

Cuidar nuestro de nuestro entorno natural no es solamente una responsabilidad exclusiva de grandes organizaciones o expertos. Es una tarea que compete a todos, desde el labrador del campo hasta el ciudadano común. Al poner en práctica los principios del budismo socialmente comprometido, podemos construir una nueva relación armónica y equilibrada con nuestro entorno, y contribuir a mejorar nuestra calidad de vida.

Recordemos que cada pequeña acción, como recoger un pedazo de basura o compostar residuos orgánicos, genera un impacto positivo en el ecosistema. Juntos, podemos construir un futuro más sostenible y armonioso para todos.

Gonzalo Castellón, para LANSEB